¡Hola! Soy Anikuni

Todo lo que aqui narro es producto de mi imaginación algo turbada, ya que mi modo de ver la vida es a causa de mis cuatro neuronas: Nací con 2 muertas, la 3ª es la que rige mi vida por completo y la que me permite soñar con un solo objtivo ser la última fan de Johnny Depp ( así sé el lugar que ocupo en la fila) y la 4ª por ir al lado de la 3ª esta contaminada por su genialidad pero aun guarda un gramo de sensatez que me permite seguir viviendo.

Creo que por eso me eche al mar de la osadia o de lo absurdo porque lo que escribo es una recopilación de mis aventuras o más bien de mis travesuras por conseguir mi ansiado autógrafo.

Así pues, dejo testimonio de lo que aquí cuento es tan solo casual.

Para quien le pueda interesar: Así empieza PERIPECIAS DE UNA FAN

miércoles, 16 de diciembre de 2009

DE VACACIONES

Menos mal que estaba de vacaciones porque si me hubiera pasado en cualquier autopista de Barcelona de camino hacia el trabajo, se me hubiera llevado el diablo por impotente.

Me encontraba en la cuneta de una carretera secundaria de montaña de Holliwood ( Los Angeles) , allí intentaba no perder la paciencia por culpa de una rueda que se resistía a ser cambiada.

- ¡Cojones! qué duro esta este gato del diablo- manifestaba ante la impotencia de no poder montar el aparato que me facilitara la extracción de la rueda.-¡ Demonios coloraos!- exclamé quejosa. De repente, noté la presencia de alguien a mi espalda, me giré aun de cuclillas para distinguirle, pero la luz del sol que me venia de cara impidió apreciar su facciones. Me incorporé de inmediato balanceándome un poco, por la presión de la sangre que me subió de golpe a la cabeza. Enseguida me habló:

- Te he visto con problemas, y he pensado que podría echarte una mano- Me sentí aliviada desviando mi atención hacia el frente de la calzada, donde tenía su vehiculo estacionado.

-¡Gracias! Llevo con esta maldita rueda un buen rato- señalándole el revoleo de objetos que tenía esparcidos por mi torpeza.

Lo conocí de inmediato quien era, pero no le dije nada comprendiendo que tras esa vestimenta camuflada por gorra de visera y sus inseparables gafas de sol se escondía mi actor, y supuse que no quería ser reconocido. En seguida adoptó un aire chulesco aun que capté el buen” felling” que había nacido entre nosotros por la familiaridad que Johnny me habló, cuando me pidió el gato:

- ¡Anda trae! Que…desde luego- se lo di quedándome callada, comprendiendo que tenía que confiar en él. Se agachó poniéndose en cuclillas dándome la espalda mientras con suma facilidad puso el gato levantando el coche, saco el guardabarros cogiendo la llave fija para destornillar la rueda. . Me puse más cerca de él para no molestarle y vi que se chupaba un dedo:

- ¿Te has hecho daño?- le pregunté. Él se volvió para mirarme sonriéndome con picardía la que disimulaba que le estaba costando desenroscar el tornillo. Al poco rato empezó a mormurar por bajito, para luego subir el tono de voz con unos reniegos espantosos. Lamentablemente no lo podía entender bien, ya que mi ingles es de academia y los ”blablis” de él eran de barriobajeros, pero por lógica supuse que se estaba cagando en la madre que parió al tornillo y la puta madre de la tuerca. Me quede admirándolo, lo juro, estaba volviendo a conquistar a mi diablo- diablito porque me sentí dichosa de ver que mi actor era tan humano, como yo.

Viéndolo allí postrado ante mis pies maldiciendo, dude en preguntarle si le podía ayudar ya que los hombres cuando se obcecan con algo son imposibles, pero tímidamente le sugerí:

- ¡Oye…Johnny! no quiero molestarte, pero si no puedes puedo llamar a la grúa- como cabía de esperar se me volvió con furia en los ojos contestándome de manera severa:

- ¡Calla! qué no tiene que ser difícil ¡cojones!- volviendo a lo suyo. Me quede observándolo como entonaba de nuevo un acumulo de reniegos, para soltar de una vez portadas la llave fija al suelo de la carretera dándose por vencido, se incorporó:

- Tienes un trapo para limpiarme las manos- me preguntó todavía nervioso. Se lo di y mientras se las limpiaba se iba calmando sugiriéndome resignado que le era imposible cambiar la rueda- Lo siento tendremos que llamar a la grúa- me dijo mucho más tranquilo.

Me devolvió el trapo, el que tiré de cualquier manera sobre el asiento del chofer, Johnny se me acercó apoyándose en el vehiculo, para preguntarme:

-¿Tienes seguro contratado?- ya que se dio cuenta que era de alquiler.

- Sí claro- le contesté segura.

Johnny enseguida se hecho mano al bolsillo de la chaqueta sacando su móvil. Abrió tapa negra sin perder esas formas chulillas que le habían caracterizado todo el rato, pero algo hizo que de nuevo entornara su mirada:

- ¡Mierda!, la batería.- exclamó me miro preguntándome- dame tu móvil que llamo.- Hice la intención de buscarlo pero me acorde que me lo había dejado en la habitación del hotel sobre la cama. Me pegué un manotazo en la frete por mi mala cabeza, encogiéndome de hombros por la pesadumbre:

- Lo siento Johnny- lo llamé inconcientemente- me lo he olvidado en el hotel.

-¡Joder!-me contestó quejoso- ¡qué mala suerte!

De repente veo que empieza a silbar yéndose hacia el medio de la carretera haciendo señas a un camión que pesadamente subía la cuesta:

-¡ Pare pare…!- El camión paró de golpe a un metro de distancia de JD, este se dirigió hacia el lado del conductor. El camionero abrió la puerta permaneciendo los dos hombres charlando por varios minutos. Al rato, vinieron hacia mí.

El camionero al ver todo lo que habíamos formado tan solo por cambiar una rueda, empezó a remangarse las mangas de la camisa mirándonos a los dos con aire de superioridad y dirigiéndose a mí dijo:

-¡Ande! señora Depp déme la llave, por favor- ya que la tenía nuevamente en mis manos. Se lo di toda alucinada por la forma que había tenido en dirigirse a mi, pero no le corregí tan solo le di la herramienta. Vi que Johnny estuvo a punto de decirle que no era su mujer,pero también calló.

El camionero se puso de cuclillas en frente de la rueda a cambiar y en un abrir y cerrar de ojos ya la tenía sacada. El hombre cojió el trapo que colgaba de la capota del vehiculo y limpiándose se dirigió nuevamente a mí, con aire satisfecho:

- Ya esta listo su coche señora- Lo sonríe sin mucha emoción, prestando más atención a JD que seguía cavilando cómo podría haberlo hecho tan rápido. Pensé que JD y yo éramos clavaditos en torpeza, dirigiéndome al hombre:

-¡Gracias señor! – le extendí mi mano que él me la tomó:

- No hay de que señora Depp.- y dirigiéndose a Johnny le hizo un comentario soberbio:

- Dígame que comen los artistas que parecen goma- El no dijo nada pero creo que lo encontró grosero, porque emitió un leve gruñido antes de despedirse:

- Adiós y gracias-

- Adiós- El camionero se fue hacia su camión, entrado cerrando bruscamente la puerta porque el golpe se intensifico con el eco . El camión emprendió su marcha emitiendo ese soplido típico de los vehículos diesel montaña arriba mientras Johnny contemplaba como el camión desaprecia de nuestra vista. Yo me acerqué poniéndole mi mano sobre el hombro, ofreciéndole un pañuelo húmedo de olor lavanda:

- Anda Johnny. Lávate que tu eres también fuerte, y encima guapo. Todo lo que una madre quiere para una hija en edad de casarse. ¡Anda! y no te molestes por ese…- aquí me encasquillé, ya que no sabia como dirigirme a la podré victima que me había ayudado para añadir sin saber-…hombre guarrillo y sudoroso- No sé como me salió esa palabrería tan amigable pero Johnny me miró con carita de pucheros afirmando.

- ¡Gracias…!- se me quedo mirando- no se como te llamas- se disculpó.

- No te preocupes. Me llamo Anikuni- abrí mi mano en señal que esperase- mejor Ani. Es más corto- se río

- Bien, Ani me tengo que ir.¿ Donde ibas? si se puede saber- me preguntó.

- Estoy de vacaciones por los Angeles, y me iba a hacer una excursioncita por las casas de los famosos- El hizo ese gesto tan conocido por mi,( ya que siempre tiene ese rasgo de alguno de sus personajes).

- ¡Quizás nos volvamos a ver!-

- ¡Sí, quizás!- nos dimos la mano con cordialidad, para resaltar nuestra cobardía en no dar ese paso para la amistad. Yo rompí el silencio que nos embriaga- ¡Adiós!

- ¡Adiós! Ani- despegándose de mí para dirigirse corriendo hacia su coche estacionado al otro lado de la carretera. Cuando lo vi que se metía en su vehículo me acorde de mi apreciado objetivo: Su autógrafo, el que siempre llevo preparado, por si acaso nuestros destinos se cruzaban:

-¡Espera JD!- llamándolo a gritos. Por miedo a perder la oportunidad, mi bolsa se engancho en el cambio de marchas y al estirar el asa con fuerza me di un golpetazo me en la cabeza que me hizo incorporarme, volteándome por la insistencia de mi miedo a perderlo. Magullada volví a insistir.- ¿te puedo pedir un favor?- Por suerte o por desgracia él no se dio cuenta de mi accidente, contestándome con un grito.

-¿Qué quieres?- le alcé la mano para que se detuviera.

-¡Espera!- le volví a repetir introduciéndome en el coche para buscar su fotografía. “Ya esta” manifesté para mi en voz alta, cogiéndola.

Mire hacia un lado y hacia otro de la carretera por cautela, cruzando la calzada hacia él.

- Johnny, es un autógrafo- mostrándole mi codiciado objetivo.

Me cogió la fotografía palpándose el pantalón con ambas manos:

- Espera.- Entro en su coche, sentándose en el asiento del conductor, abrió la guantera y saco un rotulador grueso de color negro. Me preguntó:

- ¿Qué quieres que te ponga?- expectante.

- Pues ahora que pienso… en estos momentos estoy en blanco. No me siento inspirada. Seguramente, que mi musa se ha ido alguna parte (para mi adentro estaba pensado estoy a tu lado dándote un lametón. ¡So ladrón! ¡Qué te comería toito…!) Debido a mi fantasía esboce una sonrisa que no le pasó inapercibida a JD:

- ¿De qué te sonríes?- entregándome su fotografía todo vestidito de pirata, firmada con algo aun invisible para mis ojos por el lujo de estar con él, y embrujada por su hechizo le hablé:

- Nada. Sólo sonrío por a verte conocido y haber notado que junto a ti mi corazón parece un caballito desbocado. ¡Me emocionas Johnny Depp!. Eso es todo-

De nuevo me sonrío. Me separe del vehiculo para que arrancara y con la mano le dije adiós.
Fin.

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