¡Hola! Soy Anikuni

Todo lo que aqui narro es producto de mi imaginación algo turbada, ya que mi modo de ver la vida es a causa de mis cuatro neuronas: Nací con 2 muertas, la 3ª es la que rige mi vida por completo y la que me permite soñar con un solo objtivo ser la última fan de Johnny Depp ( así sé el lugar que ocupo en la fila) y la 4ª por ir al lado de la 3ª esta contaminada por su genialidad pero aun guarda un gramo de sensatez que me permite seguir viviendo.

Creo que por eso me eche al mar de la osadia o de lo absurdo porque lo que escribo es una recopilación de mis aventuras o más bien de mis travesuras por conseguir mi ansiado autógrafo.

Así pues, dejo testimonio de lo que aquí cuento es tan solo casual.

Para quien le pueda interesar: Así empieza PERIPECIAS DE UNA FAN

martes, 15 de junio de 2010

ANIKUNI EN EL PAIS DE LAS MARAVILLAS


ANIKUNI EN EL PAIS DE LAS MARAVILLAS


Me emociona pensar que en el reino de los ciegos el tuerto es el rey. Veréis soy una mujer dada a fantasear con lo que se me antoja, así es como improviso encuentros con mi actor favorito. Es tal mi ilusión que me creo que JD está esperándome en la puerta de algún restaurante para invitarme a comer todo nervioso por mi tardanza por el compromiso en abrazarme, en sonreírme ya que nuestro encuentro es tan especial que nos exprimimos hasta el límite.
Lejos de ser una romántica, mi idea resulto divertida y creíble ya nadie se figuro que el hombre que me invitaba a comer y luego al cine era el nuevo personaje de mi actor: Mad Hatter.
Como me reí por dentro describiendo a mi hipotético amigo y como hice participe de mi paranoia a los que piensan que me conocen. Pero en fin… yo soy así, y nunca he dicho que sea del todo honesta.
Después de la comida nada copiosa, cosas de la dieta, me fui con nueva cara hacia el Imax Port Vell para seguir con mi fantasía y poderme encontrar con su genialidad y disponerme a ser robada nuevamente. En fin, no encuentro palabras para reclamar lo que un día me siso vestido de pirata.
Sumergida en mi mundo no me di cuenta que por detrás mío venían un grupo de hombres corriendo. Al pasar junto a mí uno de ellos me dio un golpe fortuito en el brazo izquierdo haciendo que perdiera algo el equilibrio:
-¡Cuidado con el género!- exclamé, por el golpe del hombre que con cámara en mano se daba a la fuga inocente de mi lamento. Tragándome el orgullo por no ser vista ni comprendida, hice lo que tenía más a mano, la protesta en voz alta-¡ El tío de los huevos que por poco me tira!- Así con el grito me sentí mas aliviada de la rabia.
Cada vez tenía más cerca mi destino, cada vez era mucho más grande mi ansias de abrazarle aun que esta vez no estuviera nada favorecido, con esa peluca pelirroja y esos ojos amarillos más parecidos a los de una lagartija a los de un hombre, pero su amabilidad en invitarme a tomar el té me conmovió resorbiendo una tarde que sin su compañía hubiera sido monótona y aburrida.
De repente me pare al contemplar un grupo de gente:
-¡Coño!- exclamé-¿Y eso?- debido a la aglomeración de personas que se encontraban en torno a la puerta de cine, hasta puede divisar a los idiotas de antes junto a un grupito de hombres trajeados, chóferes de los cuatro autocares que por los alrededores se hallaban aparcados o escoltas de alguien importante con entrada para el estreno. Fueran quien fuera paseaban de arriba abajo con las manos en los bolsillos:
-¡Uhy!- me alarmé por ver a esa gente presa del nerviosismo- no será que el presidente del gobierno u otro político importante se animado a llevar las pastas para el té.
Mientras divagaba de quien seria me sorprendió el pitido tímido de un vehículo que se encontraba a mi espalda:
-¡Uhy!- me asusté apartándome a un lado. Paso el vehículo sin apenas hacer ruido por delante mío, siguiéndolo con la mirada pues me resulto ostentoso, pero lo más emocionante vino al ver tras lo cristales la figura de mi hombre mirándome atentamente, y encima JD me buscaba a medida que el coche se alejaba. No lo pude remediar:
-¡Oh Dios mío!- mi mano se precipito a tapar mi lado izquierdo - ¡Por Dios! No te muevas,! jolines¡ - pues mi corazón se resistía a obedecerme- ¡ Qué la Virgen me ampare!- me retorcí a medida que mi alma intentaba liberarse de mi ser, para salir corriendo y ser la primera en admirarle -¡ Qué no puedo Dios mío!, él me posee enterita.- empecé a jadear con sofocos, hasta que tome conciencia que si seguía a si no llegaría a tiempo ni para el té. Así que respire, respire hondo una dos y tres veces, me visualice feliz sentadita en mi silla al ladito de mi hombre. Tenía que decirme algo convincente para que mi alma se calmara y me dejara llegar a sacar a entrada, pues ya tendría la oportunidad de abordar a mi hombre con mi manía en pedirle un autógrafo. Más tranquila me fui por el caminito que conducía a la entrada del Imax, por el mismo camino que las huellas de su coche me hizo enmudecer, pero la idea me resulto una tontería y la borre de mi mente al instante.
Ya en el Imax y con un tembleque me puse hacer cola en una de las taquillas interiores, menos mal que no había mucha gente como me imaginé al principio, pues me hubieran visto como mis manos estaban presas de terremoto que me impedían hacerme con el monedero. Como pude lo cogí del fondo de mi bolsa de lona:
-¡La maldita madre que pario al monedero…!- empecé a renegar por bajito- este maldito diablo que no me deja abrir la cremelle…rita – de repente del impulso que hice salieron disparadas las monedas callendo al suelo. Mire a un lado y a otro toda acalorada por la impresión pero la gente ni se inmutó:
- Johnny Depp y sus sorpresas- me agache para empecar a recoger las monedas una a una. Al rato intuí una presencia situada a mi lado la que me ayudaba. Me incorporé, se incorporo, retirándose las greñas que le caian a la cara:
-Toma- me dijo- no creo que hayan mas por el suelo- dio un vistazo a su alrededor, poniéndomelas en la mano. El me cerró mi mano- sugetalas bien para que no te vuelvan a caer- por breves momentos sostuvo mi mano entre la suyas, y yo que capulla pues no le puede articular palabra, tan solo me salió en ingles:
- Thanks Johnny- pensé en la cara de boba que tendría y la que el contemplaba.
- No hay de que- me conteto afable.- parecía que esperaba algo mas de mi parte pero al ver que seguía embrujada por su mirada añadió- Bien adiós.
- Adios JD- le conteste como pude sin pensar que había sido tocada por la barita del hada del destino.
Bye- me volvió a decir, desaparandose de mi.Mi mano aun guardaba su calor, la que me acerque a la nariz para ver como era su fragancia, pero no olia a nada, solo su recuerdo permanecería por siempre en mi memoria. Antes desaparecer de mi vista se paro en la puerta volviéndome a contemblar para sonreírme una vez más.

domingo, 21 de febrero de 2010

PARA TODA UNA ETERNIDAD


Don diablo se escapó para meterme a mí y a otro dentro de su gruta. Así de negro tiñó mi existencia por dejar de ser una dulce princesa. Durante los años que viví, perseguí a cierta persona, llamado por mí JD. Morí pensando en su autógrafo y en su sonrisa¡ Ay, de mí !
Pedro Botero me soltó dejándome en frente de su olla, donde las distintas almas se cocían y otras esperaban su turno. Como yo, tuve que esperar el mío. Sin sosiego empecé a mirar para ambos lados porque días antes de mi fallecimiento, me había enterado que dicho tunante se había convertido en difunto. Con esperanza lo buscaba como una condenada a encontrar su mirada. Cuando de repente me lo vi solito, sin rumbo, perdido dentro del lodo, imaginé que el lodo se había producido por sus lágrimas. Sentí piedad. Así que me acerqué por detrás, susurrándole al oído:
- ¿Tú eres al quien llamaban Johnny Depp?- Él me miró, contestándome:
- Sí, soy yo- Entonces le volví a susurrar:
- No te muevas, yo te ayudaré a escapar. Date cuenta que todos estos malditos esperar una eternidad de lujuria, y tienen muchas ganas de pasarlo bien- ya que en el infierno se estaba calentito y estábamos todos muy apañaditos, a lo que le añadí- déjalos pasar. Nosotros dos bien juntitos y nos vamos para el final- señalándole el último lugar de una cola.
Me dio la mano, y así me lo llevé hacia el final de una de las múltiples filas que el infierno poseía. Él después que yo, por lo santo que es mi niño.
En la fila, Johnny me preguntó por su esposa, y con rabia le contesté:
- ¡Tú mujer, maldita sea!, ha subido con un grupo de querubines hacia el cielo celeste, allí su alma rebosa de esa esperanza que le remite a tocar el arpa. ¡Y déjame en paz!- JD, mucho más tranquilo, se calló al sentir que su mujercita estaba en manos de Dios.
Así pasó el tiempo, pues nosotros los muertos no tenemos noción ni condición, al ser dos almas bien escarmentadas, dejábamos pasar por delante a toda alma reciente que aparecía en la gruta de Pedro Botero. Yo, cuanto más lo miraba, más suspiraba mi corazón “¡Ay mi ladrón...!”
El diablo, que es mucho diablo, ya que sabe más por viejo que por ser travieso, nos pilló de marrón:
- ¡Vosotros dos! que siempre vais juntos os condeno a una continua persecución. ¡Tú!- señalándome a mí con esas manos largas con uñas negras, y sin cortar- proclamarás a los cuatro vientos tu amor hacia él, y cuando te canses te perseguirá él-.
Yo por ser, también, traviesa me sentí contenta, ya que era lo que yo más ansiaba, así que Lucifer al verme emocionada ratificó:
- Pero no creas que no sé lo que tu maldita vida ansia: Él te rehusará.- entonces me lamenté “¡OH vaya!”, pero sabía que no había tiempo para lamentaciones, y tuve que hacerle la gran pregunta:
- Señor diablo, dígame ¿no podré tener nunca su autógrafo y su sonrisa?, ya que siempre han sido una de mis malditas manías- Satán se quedo pensando, y con su dedo alargado en la comisura del labio inferior me respondió:
- Tu deseado autógrafo y su alegría vas a tener, ya que en vida tu comportamiento con tus amigos fue terrible, y como has hecho mal dándoles la murga con esta extravagancia tuya- imitándome mi voz “ Johnny Depp es el mejor, Johnny Depp es lo más, pues lo vas a tener y en paz- Con estas palabras desapareció, porque él era el jefe, y tenía mucho que hacer.
Así Johnny y yo nos empezamos amar a distancia. Yo le perseguía poniendo millones de carteles con faltas de ortografía, porque eso de corregirme no me había servido para mucho en vida con tanta prudencia, así que fijaba junto a su careto la inscripción que decía: “Johnny Depp heres mi hamor”.
Como si JD fuera el candidato de algún partido político para ocupar por siempre el trono de mi yo.
Él miraba cómo los ponía en paredes, me miraba cómo regalaba pins con su nombre, o etiquetas que decían también con faltas: “Biba Johnny Depp por siempre”.
Y él que me daba calabazas, como Satán me prometió. Yo que me hundía, ya que perdía toda confianza, que algún día él me iluminará. Entonces cuando me sentía triste, era cuando él me decía rodeándome:
- Añoro tu alegría- Entonces yo volvía a renacer y era cuando me inspiraba otra más de la mías, para ver si algún día se cumplía la profecía.
Un día tuve una revelación, vistiéndome de yaya. Con mucha perspectiva recogía firmas para reclamar que a este cuerpo le pasaran el escobillón por los bajos ya que tenían múltiples telas arañas.
Como allí la gente está de puro cachondeo, y desenfreno no me dijeron que no, y por mi lado se amontonaban para darme su apoyo. Entonces por el jaleo, Johnny se paró para ver el revuelo de la gente a mi alrededor, perdón alrededor de una vieja pelleja. Yo, les iba diciendo, uno a uno y por turnos:
-¡OH gracias!, ¡qué tu existencia no te falte drogas, ni rock & roll! - ya que no era de recibo decirles:¡Qué Dios te bendiga por tu gran generosidad! Hubiera estado mal, ya que tengo que recordar que estaba yo en el infierno.
Como buena pilla, tengo que confesar que cuando las almas me firmaban yo por detrás rompía el papelito en cuestión, tirándolo a la hoguera de Pedro Botero, para avivar más el fuego. Mientras lo hacia canturreaba nananana… para dar un poco de disimulo. Hasta que Johnny se me puso enfrente, riéndose por el gran cartelón que en el chirigüito tenía:
-Señora deje que le firme- yo me lo miré con una gana… y estuve a punto de saltarle al cuello, pero tan solo le contesté con esa calma aparente que se apodero de mí:
-Si joven tenga.- y cuando le vi con el bolígrafo en mano, lo detuve- ¡Espere aquí usted no!- fue entonces, cuando le saqué una foto suya vestido de pirata, que es otra de mis manías, y le señalé- perdone joven ¿usted es el capullo que me robó el alma? Y murmurado para mi dije, casi en voz alta,” no sé qué hago yo aquí en el infierno, pero bueno...” Ande déjelo estar, y firme sobre su personaje. Yo me lo miré orgullosa mientras él firmaba, cuando tuve mí ansiado autógrafo lo rodeé con mis brazos por su cuello, propinándole un besazo sonoro en esa boca tan carnosa que mi actor posee, diciéndole:
-¡Por siempre Johnny Depp!- Él se me quedo desconcertado por el gran beso sorpresa, pero más sorpresa me la dió él, cuando cogiéndome de la solapa de mi chaleco me estiró contra él diciéndome:
- ¡Ven hermosa mía!, dame otro y este con lengua- Así pasó. Colorin colorado este cuento absurdo acabado.
Fin
Anikuni.

viernes, 12 de febrero de 2010

TRAS LA PISTA DEL ESCURRIDIZO DEPP



Me encontraba en la plaza San Marcos, sin saber que pintaba, mirándome los pies cómo se mecían y con las manos metidas en los bolsillos de mi falda .Tal cual estaba, y era por que a mí me daba la gana.
Me puse andar pensativa de un lado a otro de la plaza, para matar mi aburrimiento y tenerme siempre ocupada.
Llevaba varios días con un presentimiento de que JD alias “ladrón de mi corazón” había estado aquí antes, ya que la ciudad aún permanecía engalanada por carteles de color carmesí que decoraban la plaza.
Con esta obsesión cogí una moneda echándola al aire, si era cara preguntaría a los posibles testigos que lo pudieron ver cómo conseguía más corazones, y si era cruz desistiría de mi misión.
Haciendo trampas al propio destino ya que salió cruz dije cara, me fui hacia la Fenice y en el camino delante de una imagen de un León Marciano me juré que con las pistas que obtuviera me acercaría un poco más a él. Así que eché cuentas, y tenía suficiente para entrar en el teatro.
Por el camino me contestaba a mis preguntas; ¿a quien le podía importar que yo ande sin corazón por las calles venecianas?, o ¿a quien le podía yo reclamar que ese ladrón de guante blanco tuviera mi mente turbada por no lograr alcanzarlo para que me firmara mi codiciado autógrafo?. Todo este infierno se convirtió en reniegos hacia él: Lo llamé travieso, lo llamé capullo, lo llamé chupasangre, por que él sabía perfectamente que gozaba la entrada fácil a los millones de corazones que sin resistencia enamoraba.

Hay que decir que mis planes eran investigar cosas que él podía haber hecho, formado parte, encontrado, mencionado. Esas cosas pequeñas que a mi personalmente me saben a fresa.
En la puerta de Fenice, pagué mis 6 euros de entrada, y por traviesa mi cabeza me dio la primera idea: La chica que vendía guías y postales, sería mi primer testigo.
-¿Señorina per favore ha visto a este hombre?- le pregunté enseñándole la primera foto de mi manojillo de claveles que son sus fotos.
- No- me contestó. Luego le mostré a Roux, un glamoroso gitano, que te hace estremecer viéndolo comer bombones, pero la respuesta también fue que no. Sin perder la esperanza le mostré la siguiente:
-¿Así lo ha visto usted?- le contesté yo mostrándole la siguiente fotografía donde JD era Morten un personaje turbado por el encuentro de ver a su amada esposa con otro hombre en la cama, volviéndose un asesino en serie.
- No- me contestó. Empecé a dudar, así que pensé que mejor seria que le mostrara otro personaje mas reciente y saqué la foto de Willy Wonka, que era jefe de una gran fábrica de chocolate y a nosotras las mujeres nos va el cacao cuando tenemos las feromonas bajas.
- ¿Y así lo ha visto?- Pero la chica ya no se mostró tan dispuesta a cooperar al ver que la gente se le acumulaba, y que yo no le mostraba ningún interés en comprar nada. Se me puso hecha una fiera:
- ¿Qué cosa fai? – ya que tenía una cola de turistas con souvernir en mano. Miré hacia atrás y muchos japoneses estaban dispuestos hacerme el haraquiri, disculpándome ante estos humildemente con una reverencia, y por los yaquis que también esperaban. Retirándome.
Me escondí detrás de una columnata (como se denomina las columnas en Italia) ponía en orden mi manojo de claveles, parándome en la mejor flor de mi colección. Mirándole fijamente a sus ojillos de zorrillo, le dije a Jack:
- Jack, mi querido capitán, ¿qué voy hacer?-
De repente apareció la señora de la limpieza con cubo en mano, y a mi me aparreció la luz.
Fui hacia donde ella estaba rodillada, y empecé a buscar una de sus fotos viendo la postura tan sexual que la señora se encontraba. Pensé que John Wilmot podría ayudarme por lascivo, y musité sacando la foto” quizá un fogoso hombre para una fogosa mujer que le gusta ponerse con el culo en pompa”:
-Señora, per favore- . La señora se incorporó ya que estaba a cuatro patas.- ¿reconoce a este mal educado, descamisado y rebelde que revoluciono un Imperio?- esperé respuesta ya que la señora tuvo el detalle de ponerse sus gafas-
-No en la Fenice tal cosa no se- le insistí, ya que los rasgos de JD se le apreciaban bien.- Míreselo bien , ¿alguna vez ese hombre maleducado ha tenido que venir hacer pipi?- pero la señora negó nuevamente con la cabeza:
- Ho sento molto señorina aci no lo reconozco-.
Pensé en que podía ser mujer fiel a un marido carnoso como ella, así que caí en la idea de mostrarle la foto de James M. Barry, escritor y propenso a fantasear como yo. Mucho más serio y formal que el anterior:
- ¿Y así?, ¿lo reconoce?-.
La señora ya un poco turbada, volvió a ponerse las gafas, y yo al verla me emocioné “¡qué gente más buena!”, pero la señora me volvió a decir:
- No. Prego io tengo molto laboro- miré al interior de un water sucio con esas pisadas de zapatos sobre el suelo mojado. Tuve compasión.
Volví a retirarme hacia un extremo de la sala, justo al lado la maqueta de la Fenice rodeada por personas aparte de su cristal protector de todo invasor. Me apoyé en la pared junto a la foto de Maria Callas, me la miré y le hice una mueca volviendo a mi cometido. Cogí una libreta y empecé a escribir.
“ Nadie lo conoce como Roux, ni como Willy Wonka… Aquí medité ya que Johnny estaba con la cara pintada y esa peluca ridícula a estilo príncipe de Bequelar, que no daba mucha ventaja en reconocerlo. Volví a mis notas:
“Como mal educado otro tanto, ni como James Barry…” Así que tuve que recapacitar otro instante… no enseño a Juan di Marco, aunque lleve apellidos italianos, por que hace ya mucho tiempo que nadie sabe nada de ese hombre. Se me encendió la bombilla…¿ y si enseño al inspector Sanz? ¡Qué está de bueno!, pero creo que con ese bigote… desistí de mostrarlo.
Así que decidí irme al bar para tomarme una coca-cola, pero echando mano del banco que es mi bolsillo, vi que este se encontraba en banca rota. Abrí mi bolsa de lona y cogí un vaso de plástico y me fui hacia el lavabo para echarme un poco de agua que con sidral se convirtiera en una simple Mirinda. Me crucé a la señora gordita limpiadora de lavabos que me miro con ira súbita, pero yo que soy muy simpática le sonreí muy cordialmente, guardando la distancia de seguridad por lo que podía pasar con el palo de la escoba.
Entré en el lavabo que no había nadie, me eché agua junto al sidral en el vaso poniéndolo en el mármol blanco. Mientas esperaba que se me deshiciera me moje la cara, contemplando mis ojeras que ese endemoniado hombre me hace tener, cuando escuché unos comentarios que más que palabras eran garabatos inconexos para mi celebro ya que eran dos japonesas ataviadas con gorros, esqueléticas por flacas que estaban observando. Me las miré por el espejo, y pensé que posiblemente serian las mismas que hacia un rato me querrían hacer el haraquiri, así que me cogí mí vaso de agua ya transformado en una bebida refrescante de naranja y otra vez me retiré humildemente con otra reverencia diciéndoles:
- Conichiwa- que creo que existe en japonés.
Me puse bien mi bolsa y toda contenta me fui hacia el bar de la Fenice.
Al entrar era todo orden, pero olía mal, decidiendo no estar más rato que el necesario para seguir con mis averiguaciones sobre el ladrón de mi corazón. Me senté y empecé a beber, toda interesante, mi agua con sidral de naranja.
Al poco tiempo un matrimonio se sentó y en seguida salió la camarera para servir al matrimonio, a mi no me dijo nada porque me vio beber y como estaba toda interesante me dio como bien servida. Les tomó nota y se fue detrás de la barra, y yo me di coraje ya que era mi oportunidad de saber si mi pirata había estado aquí para emborracharse, o mejor aun para hacer negocios con algún otro tunante.
- Señorina per favore- la chica me puso interés:
- Si- y yo le añadí enseñando la foto sexy de Johnny como Roux, comiendo dulcemente un bombón-¿Reconoce a este hombre?- La chica me cogió la foto, perdón el recorte de revista que los llevo pegados a un cartón plastificado, y me contestó:
- No lo conozco- en ese instante dudé si le ensañaba la foto de Jack o del barbero loco, y por cosas del azar le mostré el segundo:
- ¿Y así, lo reconoce?- pero me di cuenta que no lo podía conocer ella, ni yo tan poco por su nombre así que ratifiqué:
- Escusi, no lo puede reconocer aun con navaja en mano, porque todavía ese mameluco no ha salido en pantalla- retirándole la foto. Me armé de coraje y le mostré mi foto, esa que siempre llevo conmigo la de mi genial capitan Jack Sparrow, diciéndole- Seguro que así que lo reconoce.¿ Este hombre ha estado aquí para tomarse un vino y fumar como un endemoniado por su adicción a la nicotina? – Fue cuando la chica me agarró la foto y me contestó:
- ¡ Ma cuala cosa…se e Jack Sparrow cosi!- entonces rebosé de alegría gracias por el conocimiento de esa camarera. Hasta le canté, mas bien le canturreé su cancioncita:”…Tu eres la camarera de mi amor chimpon…” Y le volví a preguntar con emoción:
-¡Entonces él ha estado aquí!, ¿pero donde estuvo sentado dígame, per favore?- toda agitada me la miré:
La chica empezó a dudar, y a mirarme como si llevara una cosa rara pegada en la cara, y por bajito empezó a maldecirme, creo yo por hacerlo en italiano, hasta levantar su voz:
- ¡E Jack Sparrow! E este uomo no exite per ser el attore Johnny Depp. Maltita sea-.
Empezamos a notar un olor de quemado y quejosa se dirigió hacia la plancha y mirándome enfurecida, dijo:
-Me a chamusqueado el sanwiche- retirándolo y quemándose los dedos. Y mirándome con ira por no tirarme el biquini quemado por la cabeza añadió- y le prego que andare via, si no vole que reclami a la polizía. Crazy- retirándome el habla.
Me quedé tensa por la impresión sufrida, pero sabia que eso era ser una buena fan y respetuosa al contracto con las demás. Así que pensé que seria mejor de hacer via al instanti. Giré cola y me fui feliz.
“Otra vez será”
Fin.

lunes, 11 de enero de 2010

COSAS DEL DESTINO


Dios existe. Sí existe y nos baña a todos de felicidad cuando tienes los ojos abiertos a la vida. Me voy a explicar:

Me encontré por puro churro en la premier de Sweeney Todd. en Londres no me preguntéis cómo fue pero cuando me di cuenta estaba dentro de la sala de un gran teatro, ahora no recuerdo el nombre. Daba esquinazo al mogollón de gente que esperaba en hall. En cuanto abrieron la puerta de la sala de proyección esa masa humana empezó a moverse quedando encajonada entre dos personas que por su voluntad me llevaban casi en volandas.

-¡Por favor, no empujen!- en inglés por supuesto, pero la gente no me hacia ni caso. Me di cuenta que la bolsa se quedó sujeta en algo y con gran esfuerzo estiré de ella:

-¡Jolines!- exclamé, haciéndome con la bolsa, continuando mi marcha hasta llegar a un punto donde tuvimos que detenernos. La pura casualidad quiso que topara con la mirada enigmática de Sweeney Todd, la que me obligó a decirle:

-¡Capullo! qué no quería verte, y tú has decidido que era el momento para hacerte una visita- más tarde comprendería la suerte de no ser hombre, lo digo por las manías de Sweeney, claro.

Entré en la sala de proyección, pero el gentío era tal que los acomodadores no daban para más, así que yo misma fui hacia las primeras filas, elegí la primera que se me ocurrió “¡Esta misma!” y me senté. Pasó por mi lado un joven con linterna en mano, a la que iba encendiendo y apagándola, mientras caminaba hacia mí, al verme me llamó la atención:

-Señorita estas filas están reservadas para los actores y gente de producción. Haga el favor de levantarse- me sorprendí

-¡Por supuesto!- de un salto me levanté, con la precaución de mirar a quién le había quitado el asiento. Era el de JD, así que le expliqué al muchacho:

- Ves como éste- señalando el nombre que estaba escrito en el reposacabezas (confieso ser una despistada)- y yo estamos predestinados a encontrarnos. Si no le llamo yo, es él quien lo hace, a su modo-

Lo perseguí por el pequeño corredor enmoquetado hasta llegar al otro extremo situado al lado izquierdo:

- Aquí es- me indicó amablemente. Lo miré sin decirle nada, tan solo me encogí de hombros y tomé asiento. Lo seguí con la mirada repitiéndome para mí que a veces el destino juega a tu favor y hay que jugar con él cuando aparece.

Bueno, pasé el rato viendo cómo la gente se sentaba cuando de repente mi mundo se paró, su mundo se ajuntó con el mío, me vi envuelta en esa música que el amor provoca cuando ves a la persona amada: mi actor entró todo vestido de negro con corbata roja escarlata.

Observé que masticaba chicle, parecía nervioso o que llevaba todo un paquete entero dentro de la boca ya que parecía un rumiante. Lo primero que se me pasó por la cabeza fue, aparte de lo bueno que estaba, fue si estaría dejando de fumar y lo segundo, si haría bombas con el chicle y no más pasar por mi lado antes de tomar asiento se me quedó mirando haciéndome una y “plas” le queda enganchado un poco de chicle en el bigote. Yo sonreí, e inconscientemente le hice el gesto para que se lo quitara. Él ni corto ni perezoso se lo retiró y tomó asiento. Yo quedé perpleja ante su gesto, acomodándome alegremente en mi butaca.

La película me gustó mucho y sobre todo el humor morboso que la señora Lovett manifestaba a lo largo de la película. Cuando encendieron la luz, me encontré sujeta en la butaca, por el impacto de la última escena de ese río rojo procedente de la yugular del protagonista. A mi compañero de butaca le dije tan solo:

-¡Y ahora, quién se come una hamburguesa!- Permanecí un instante sentada, esperando que lo que estaba vetado para mí saludara a la concurrencia, como lo hizo alzando su mano mientras yo moría de nuevo.

En fin, me encontré esplendorosa por la emoción, primero por haberlo visto ¡y gratis!, así que como soy traviesa inicié de nuevo los votos para tener un buen curriculum como diablo, pecando de vanidad, repitiéndome para mi “Ivan o Elena que mas da. Ellos han de saber la suerte que he tenido con mi niño”.

No más salir me encontré que en el fondo de la sala había unas cabinas telefónicas, me parecieron de los años 20, y allí que me fui para presumir de mi suerte.

Abrí la puerta corredera de la cabina de madera, sentándome en el pequeño asiento empotrado en un lado:

- A ver el número de Elena ya que la E va antes que la I- ojeando las paginas de mi agenda.- Aquí está ya verá lo que es bueno- riéndome ( estaba junto a mi diablo diablito) e incorporándome para empezar a marcar, cuando me abren la puerta y una voz me sugiere que continué con lo que estaba haciendo.

- Pero, pero… ¡qué demonios…!- Exclamé por la intromisión.


-Continúe- alzando la vista hacia mí, allí mismo lo vi, con su corbata escarlata., haciéndome un gesto con la mano para que prosiguiese con mi llamada, tapándose la cabeza. .

A eso que oímos pasos que se nos aproximaban aceleradamente por el corredor, disimulé como si estuviera marcando pero de reojo vigilaba para donde se iban los periodistas con cámara y micro en mano. Pasaron de largo, charlando algo en francés que no pude entender. Saqué la cabeza para comprobar que los perseguidores de mi niño habían sido burlados:

- Se han ido- volví a entrar cogiendo la agenda y poniéndola en mi bolsa cruzada, ya que mi amor verdadero era el centro de mi atención.- ¡Eha! ya se han ido esos pesados- le vi sonreír, diciéndome:

- Gracias, te lo agradezco- juntando sus manos- Me voy- hizo la intención de levantarse pero yo lo paré poniéndole mi mano en su hombro volviéndole a sentar:

- ¡Eh! para el carro, mi amor- Se quedó serio, pero al instante algo le iluminó su cara preguntándome:

- ¿Qué demonios quieres?- le insistí:

-Para el carro: porque favor con favor se paga- él se me quedó mirando con picardía como si indagara:

- ¿No me querrás secuestrar?- me quedé sorprendida

- No JD- de verdad que no se enteraba como lo llamaba, supuse que era como lo llamaban en su intimidad- . A ver dime ¿qué podría hacer una simple mortal con un dios?- él empezó a sentirse divertido contestándome:

- No sé… pedir dinero…- yo negaba con la cabeza cuando le contesté:

- No ,encanto, no me dan tan fuerte. Tú sí que me secuestraste el corazón un buen día, y si me pidieras dinero como rescate, te juro que no te lo pagaría para que hicieras con él lo que te viniera en gana, así yo podría presumir ante el mundo de lo que me haces sentir. – Bajó la mirada porque se sintió conmovido por mis palabras, añadiendo a mi comentario:

- Entonces necesitarás alguna prueba que demuestre al mundo que has estado conmigo- se me iluminó la cara y sin que me lo propusiera le manifesté abiertamente:

- ¡JD un autógrafo!-

-Bien- se incorporó de su asiento dándome la cara, yo al verlo tan pegadito a mí musité “¡Ay Dios!, qué somos de la misma altura”, entonces empecé a canturrear:

- pechito con pechito, carita con carita…- mirándomelo con una carita de pilla (mi diablo diablito de nuevo).Él no me entendía ya que no cantaba ni en inglés, ni en francés, sino en español

-¿Qué cantas?- me preguntó divertido. Ante su proximidad pude sentir su aliento tentador de darle un beso pegamento a esa boquita, pero de repente se abrió de nuevo la puerta corredera de la cabina, lo que provocó mi ira:

-¡joder!- exclamé ya que estaba apunto de darle un besazo a mi actor- ¿Quién se atreve a molestarnos?- nos quedamos mirando a la persona que nos contemplaba apoyada en la puerta:

- Johnny, te estaba buscando- y mirándome le preguntó- ¿Quién es ella?- Jd que no sabía mi nombre me miro:

- ¡Uy! pues no lo sé- sonriendo por la situación tan rocambolesca y dirigiéndose a mí me preguntó por mi nombre:

- Anikuni- y con esfuerzo saqué mi mano entre la bolsa de lona atorada entre los dos para dársela. Él quiso hacer lo mismo pero se vio atrapado lo que le provocó indecisión:

- Ani la bolsa- yo me di cuenta que él no podía moverse por el poco espacio:

- ¡Uy! perdona- agarrándola, la estiré con fuerza para sacar el tapón que había entre los dos, añadiendo con rabia- ¡esta bolsota a veces…! ya está- lográndola. Así pudo moverse mi actor favorito saliendo donde estaba su amigo.

- Bien Ani, creo que te debo una disculpa – lo miré extraña dándome la mano

- ¡Uy!- se la extendí estrechándosela, llevándome al infierno cuando sentí su fuego en forma de beso sobre mis labios. JD se dirigió a su amigo reconocido mundialmente:

- Tim, es Ani, me ha salvado de esos periodistas que tanto me estaban dando la lata- Tim me miraba con cordialidad y al mismo tiempo se sentía divertido diciéndome.

- Gracias mujer por haberlo ayudado- y dirigiéndose a Johnny le dijo- JD tenemos prisa- En ese momento me quede sin sangre de comprobar de nuevo cómo el destino volvía hacer de las suyas, ya que yo era ajena a cómo lo llamaban en realidad sus amigos. Así pues, después de habernos presentado convenientemente nos despedimos de la misma forma pero esta vez tuve cuatro besos: dos de él, y dos de Tim Burton.

Con cara de embelesada los miraba cómo se alejaban cuando de repente ví que se paraban, JD se dio la vuelta mirándome y fue cuando lo más bonito de él apareció: su sonrisa. Yo le sonreí alzando mi mano para decirle adiós, se volvió y siguió camino junto a su amigo.

No tuve ninguna prueba de que estuve con mi niño, ni pensé en recordarle que tenía que darme su autógrafo, sólo suspiré:

-.¡Snifff, sniff!- me dije, y envuelta en su sonrisa me senté en el pequeño banco de la cabina y sin darme cuenta la inspiración vino hacerme compañía al recordarme una canción de Eros Ramazzoti, dedicándosela al aire.

“Fuego en el fuego
son tus ojos dentro de mi,
cuando te veo
sé que entiendo todo de ti.
¿Qué es lo que quieres tú de mí?
¿Qué es lo que buscas tú en mí?
dejas tu huella en mi corazón
Yo te siento así…”

Así me quede yo tal cual con la alegría y con la esperanza marcada de que él me reconoció.
Fin.