¡Hola! Soy Anikuni

Todo lo que aqui narro es producto de mi imaginación algo turbada, ya que mi modo de ver la vida es a causa de mis cuatro neuronas: Nací con 2 muertas, la 3ª es la que rige mi vida por completo y la que me permite soñar con un solo objtivo ser la última fan de Johnny Depp ( así sé el lugar que ocupo en la fila) y la 4ª por ir al lado de la 3ª esta contaminada por su genialidad pero aun guarda un gramo de sensatez que me permite seguir viviendo.

Creo que por eso me eche al mar de la osadia o de lo absurdo porque lo que escribo es una recopilación de mis aventuras o más bien de mis travesuras por conseguir mi ansiado autógrafo.

Así pues, dejo testimonio de lo que aquí cuento es tan solo casual.

Para quien le pueda interesar: Así empieza PERIPECIAS DE UNA FAN

viernes, 12 de febrero de 2010

TRAS LA PISTA DEL ESCURRIDIZO DEPP



Me encontraba en la plaza San Marcos, sin saber que pintaba, mirándome los pies cómo se mecían y con las manos metidas en los bolsillos de mi falda .Tal cual estaba, y era por que a mí me daba la gana.
Me puse andar pensativa de un lado a otro de la plaza, para matar mi aburrimiento y tenerme siempre ocupada.
Llevaba varios días con un presentimiento de que JD alias “ladrón de mi corazón” había estado aquí antes, ya que la ciudad aún permanecía engalanada por carteles de color carmesí que decoraban la plaza.
Con esta obsesión cogí una moneda echándola al aire, si era cara preguntaría a los posibles testigos que lo pudieron ver cómo conseguía más corazones, y si era cruz desistiría de mi misión.
Haciendo trampas al propio destino ya que salió cruz dije cara, me fui hacia la Fenice y en el camino delante de una imagen de un León Marciano me juré que con las pistas que obtuviera me acercaría un poco más a él. Así que eché cuentas, y tenía suficiente para entrar en el teatro.
Por el camino me contestaba a mis preguntas; ¿a quien le podía importar que yo ande sin corazón por las calles venecianas?, o ¿a quien le podía yo reclamar que ese ladrón de guante blanco tuviera mi mente turbada por no lograr alcanzarlo para que me firmara mi codiciado autógrafo?. Todo este infierno se convirtió en reniegos hacia él: Lo llamé travieso, lo llamé capullo, lo llamé chupasangre, por que él sabía perfectamente que gozaba la entrada fácil a los millones de corazones que sin resistencia enamoraba.

Hay que decir que mis planes eran investigar cosas que él podía haber hecho, formado parte, encontrado, mencionado. Esas cosas pequeñas que a mi personalmente me saben a fresa.
En la puerta de Fenice, pagué mis 6 euros de entrada, y por traviesa mi cabeza me dio la primera idea: La chica que vendía guías y postales, sería mi primer testigo.
-¿Señorina per favore ha visto a este hombre?- le pregunté enseñándole la primera foto de mi manojillo de claveles que son sus fotos.
- No- me contestó. Luego le mostré a Roux, un glamoroso gitano, que te hace estremecer viéndolo comer bombones, pero la respuesta también fue que no. Sin perder la esperanza le mostré la siguiente:
-¿Así lo ha visto usted?- le contesté yo mostrándole la siguiente fotografía donde JD era Morten un personaje turbado por el encuentro de ver a su amada esposa con otro hombre en la cama, volviéndose un asesino en serie.
- No- me contestó. Empecé a dudar, así que pensé que mejor seria que le mostrara otro personaje mas reciente y saqué la foto de Willy Wonka, que era jefe de una gran fábrica de chocolate y a nosotras las mujeres nos va el cacao cuando tenemos las feromonas bajas.
- ¿Y así lo ha visto?- Pero la chica ya no se mostró tan dispuesta a cooperar al ver que la gente se le acumulaba, y que yo no le mostraba ningún interés en comprar nada. Se me puso hecha una fiera:
- ¿Qué cosa fai? – ya que tenía una cola de turistas con souvernir en mano. Miré hacia atrás y muchos japoneses estaban dispuestos hacerme el haraquiri, disculpándome ante estos humildemente con una reverencia, y por los yaquis que también esperaban. Retirándome.
Me escondí detrás de una columnata (como se denomina las columnas en Italia) ponía en orden mi manojo de claveles, parándome en la mejor flor de mi colección. Mirándole fijamente a sus ojillos de zorrillo, le dije a Jack:
- Jack, mi querido capitán, ¿qué voy hacer?-
De repente apareció la señora de la limpieza con cubo en mano, y a mi me aparreció la luz.
Fui hacia donde ella estaba rodillada, y empecé a buscar una de sus fotos viendo la postura tan sexual que la señora se encontraba. Pensé que John Wilmot podría ayudarme por lascivo, y musité sacando la foto” quizá un fogoso hombre para una fogosa mujer que le gusta ponerse con el culo en pompa”:
-Señora, per favore- . La señora se incorporó ya que estaba a cuatro patas.- ¿reconoce a este mal educado, descamisado y rebelde que revoluciono un Imperio?- esperé respuesta ya que la señora tuvo el detalle de ponerse sus gafas-
-No en la Fenice tal cosa no se- le insistí, ya que los rasgos de JD se le apreciaban bien.- Míreselo bien , ¿alguna vez ese hombre maleducado ha tenido que venir hacer pipi?- pero la señora negó nuevamente con la cabeza:
- Ho sento molto señorina aci no lo reconozco-.
Pensé en que podía ser mujer fiel a un marido carnoso como ella, así que caí en la idea de mostrarle la foto de James M. Barry, escritor y propenso a fantasear como yo. Mucho más serio y formal que el anterior:
- ¿Y así?, ¿lo reconoce?-.
La señora ya un poco turbada, volvió a ponerse las gafas, y yo al verla me emocioné “¡qué gente más buena!”, pero la señora me volvió a decir:
- No. Prego io tengo molto laboro- miré al interior de un water sucio con esas pisadas de zapatos sobre el suelo mojado. Tuve compasión.
Volví a retirarme hacia un extremo de la sala, justo al lado la maqueta de la Fenice rodeada por personas aparte de su cristal protector de todo invasor. Me apoyé en la pared junto a la foto de Maria Callas, me la miré y le hice una mueca volviendo a mi cometido. Cogí una libreta y empecé a escribir.
“ Nadie lo conoce como Roux, ni como Willy Wonka… Aquí medité ya que Johnny estaba con la cara pintada y esa peluca ridícula a estilo príncipe de Bequelar, que no daba mucha ventaja en reconocerlo. Volví a mis notas:
“Como mal educado otro tanto, ni como James Barry…” Así que tuve que recapacitar otro instante… no enseño a Juan di Marco, aunque lleve apellidos italianos, por que hace ya mucho tiempo que nadie sabe nada de ese hombre. Se me encendió la bombilla…¿ y si enseño al inspector Sanz? ¡Qué está de bueno!, pero creo que con ese bigote… desistí de mostrarlo.
Así que decidí irme al bar para tomarme una coca-cola, pero echando mano del banco que es mi bolsillo, vi que este se encontraba en banca rota. Abrí mi bolsa de lona y cogí un vaso de plástico y me fui hacia el lavabo para echarme un poco de agua que con sidral se convirtiera en una simple Mirinda. Me crucé a la señora gordita limpiadora de lavabos que me miro con ira súbita, pero yo que soy muy simpática le sonreí muy cordialmente, guardando la distancia de seguridad por lo que podía pasar con el palo de la escoba.
Entré en el lavabo que no había nadie, me eché agua junto al sidral en el vaso poniéndolo en el mármol blanco. Mientas esperaba que se me deshiciera me moje la cara, contemplando mis ojeras que ese endemoniado hombre me hace tener, cuando escuché unos comentarios que más que palabras eran garabatos inconexos para mi celebro ya que eran dos japonesas ataviadas con gorros, esqueléticas por flacas que estaban observando. Me las miré por el espejo, y pensé que posiblemente serian las mismas que hacia un rato me querrían hacer el haraquiri, así que me cogí mí vaso de agua ya transformado en una bebida refrescante de naranja y otra vez me retiré humildemente con otra reverencia diciéndoles:
- Conichiwa- que creo que existe en japonés.
Me puse bien mi bolsa y toda contenta me fui hacia el bar de la Fenice.
Al entrar era todo orden, pero olía mal, decidiendo no estar más rato que el necesario para seguir con mis averiguaciones sobre el ladrón de mi corazón. Me senté y empecé a beber, toda interesante, mi agua con sidral de naranja.
Al poco tiempo un matrimonio se sentó y en seguida salió la camarera para servir al matrimonio, a mi no me dijo nada porque me vio beber y como estaba toda interesante me dio como bien servida. Les tomó nota y se fue detrás de la barra, y yo me di coraje ya que era mi oportunidad de saber si mi pirata había estado aquí para emborracharse, o mejor aun para hacer negocios con algún otro tunante.
- Señorina per favore- la chica me puso interés:
- Si- y yo le añadí enseñando la foto sexy de Johnny como Roux, comiendo dulcemente un bombón-¿Reconoce a este hombre?- La chica me cogió la foto, perdón el recorte de revista que los llevo pegados a un cartón plastificado, y me contestó:
- No lo conozco- en ese instante dudé si le ensañaba la foto de Jack o del barbero loco, y por cosas del azar le mostré el segundo:
- ¿Y así, lo reconoce?- pero me di cuenta que no lo podía conocer ella, ni yo tan poco por su nombre así que ratifiqué:
- Escusi, no lo puede reconocer aun con navaja en mano, porque todavía ese mameluco no ha salido en pantalla- retirándole la foto. Me armé de coraje y le mostré mi foto, esa que siempre llevo conmigo la de mi genial capitan Jack Sparrow, diciéndole- Seguro que así que lo reconoce.¿ Este hombre ha estado aquí para tomarse un vino y fumar como un endemoniado por su adicción a la nicotina? – Fue cuando la chica me agarró la foto y me contestó:
- ¡ Ma cuala cosa…se e Jack Sparrow cosi!- entonces rebosé de alegría gracias por el conocimiento de esa camarera. Hasta le canté, mas bien le canturreé su cancioncita:”…Tu eres la camarera de mi amor chimpon…” Y le volví a preguntar con emoción:
-¡Entonces él ha estado aquí!, ¿pero donde estuvo sentado dígame, per favore?- toda agitada me la miré:
La chica empezó a dudar, y a mirarme como si llevara una cosa rara pegada en la cara, y por bajito empezó a maldecirme, creo yo por hacerlo en italiano, hasta levantar su voz:
- ¡E Jack Sparrow! E este uomo no exite per ser el attore Johnny Depp. Maltita sea-.
Empezamos a notar un olor de quemado y quejosa se dirigió hacia la plancha y mirándome enfurecida, dijo:
-Me a chamusqueado el sanwiche- retirándolo y quemándose los dedos. Y mirándome con ira por no tirarme el biquini quemado por la cabeza añadió- y le prego que andare via, si no vole que reclami a la polizía. Crazy- retirándome el habla.
Me quedé tensa por la impresión sufrida, pero sabia que eso era ser una buena fan y respetuosa al contracto con las demás. Así que pensé que seria mejor de hacer via al instanti. Giré cola y me fui feliz.
“Otra vez será”
Fin.

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