¡Hola! Soy Anikuni

Todo lo que aqui narro es producto de mi imaginación algo turbada, ya que mi modo de ver la vida es a causa de mis cuatro neuronas: Nací con 2 muertas, la 3ª es la que rige mi vida por completo y la que me permite soñar con un solo objtivo ser la última fan de Johnny Depp ( así sé el lugar que ocupo en la fila) y la 4ª por ir al lado de la 3ª esta contaminada por su genialidad pero aun guarda un gramo de sensatez que me permite seguir viviendo.

Creo que por eso me eche al mar de la osadia o de lo absurdo porque lo que escribo es una recopilación de mis aventuras o más bien de mis travesuras por conseguir mi ansiado autógrafo.

Así pues, dejo testimonio de lo que aquí cuento es tan solo casual.

Para quien le pueda interesar: Así empieza PERIPECIAS DE UNA FAN

domingo, 23 de enero de 2011

LA VIEJA


Mis indagaciones me llevaron hasta Méxiico donde se estaba rodando una película de Holliwood: con dos tíos buenos y un idiota.
Me presento, me llamo Anikuni, y soy una caza autógrafos. ¿Cómo lo diría?, mi trabajo consiste en cazar a los artistas al vuelo y pedirles un garabato para mi álbum.
Como he dicho anteriormente, se estaba rodando la película “El Mejicano” con Antonio Banderas, ese truhán llamado Johnny Depp para mi JD, y el idiota un tal Enriquito, por su abuelo nombrado.
De lo que pasó en el hotel con mi contrincante María, ni quiero recordarlo ya que me echaba en cara que sabía perfectamente dónde se encontraba el paradero de mi Johnny. Malhumorada de tanta presunción por su parte, creí que esa Mariucha necesitaba un escarmiento. Así que esa misma tarde a pleno sol, la seguí por la calle disfrazada de vieja, porque pensé que en Méjico a la vejez se la respeta y me daría una oportunidad de entrar en cualquier lugar, antes que ella.
Con mi piel arrugada por una pasta, peluca con moño blanco como la leche, y unas ropas compradas en un mercado por 4 pesos, la perseguía por las calles llenitas de sol.
Acalorada y con dolor de cabeza por el stress de tanto maldecirla para mi, la muy golfa corría entusiasmada pensando que su Johnny, (¡sí su Johnny!) le daría su autógrafo. Andaba deprisa precipitándose hacia una calle poco transitada hasta llegar a una más ancha donde pasaban coches en las dos direcciones. Se detuvo, creo que miro a un mapa! la muy puerca tenía un mapa!, donde seguramente tendría escrita la dirección de mi amado JD. Se paró y yo me escondí detrás de la esquina para contemplarla, murmurando:
- ¡Ay Ani! no deben de estar lejos los muy mariquitas-. Aproveché ese instante para arreglarme la falda que se me enganchaba entre las piernas por el sudor de llevar pantalones y camiseta debajo de mi improvisado vestuario de vieja. María cruzó la calle.
Cuando me dispuse a atravesar la carretera, un señor muy amablemente me paró el tráfico y me ayudó por la posibilidad de alguna caída. Le di las gracias y, cuando el hombre giró cola, yo me arremangué la falda y corriendo me fui dónde mi contrincante estaba dando vueltas.
Se hallaba en una plazoleta, mojándose la cara con el agua de una fuente de piedra de dos caños. La maldita bruja no hacia más que ir de arriba abajo, de abajo arriba, con su libretita en la mano bajo el sol y de vez en cuando se remojaba para saciar su calor.
En fin, yo me escondí en un portal de lujo, de esas casas tipo colonial, para ocultarme de ella y del soletón que caía. En lo único que me fijé, fue que en el techo había una gran lámpara de hierro forjado, y que corría fresquita por la gran amplitud de la escalera.
De repente empecé hablar en voz alta:
- Ya puedes mirar el plano, guapa,- le decía con desprecio- que como no te busques sombra te vas a quedar más roja que un pimiento morón- y volví añadir para mí-, mírala, ¡la muy puerca! ¿Qué se cree…?- cuando una voz en español me preguntó:
-¿Qué esta mirando buena mujer?- lo miré de reojo sin fijarme, y con mi mano le señalé hacia María que no hacia más que secarse el sudor:
- A ésa, que no se da cuenta que se está achicharrando- El hombre que estaba junto a mí me volvió a preguntar:
- ¿Y qué tiene de malo esa chica?- Entonces yo, toda nerviosa por mis intereses le contesté:
- Aparte de ser tonta de capirote, es una ladrona ya que me quiere robar el novio-
-¡El novio!, no sé qué novio señora-dijo el hombre de melenas todo extrañado y al observarme añadió- a su edad eso de tener novio….
Él mantenía la calma y la compostura ante mi stress por imaginarme a María junto a mi Johnny sonriéndole, lo que me produjo un estado de ofuscación:
- ¡ Ufffff¡- resoplé, añadiéndole- Esa fresca no es más que es una gilipollas venida de España, mi patria, con el único propósito de hacerse con mi genial, de lo más genial del mundo mundial…-aquí me empecé a quitar el disfraz, ya que el calor era insoportable –perdóname yo no puedo con este refajo-.
Él se quedó todo intrigado, por lo que pudiera aparecer. Desabrochándome el chinchoso vestido, sacando un brazo, luego el otro se me quedó encallado a la altura de la cintura atrapado por la hebilla del pantalón vaquero. Cuando me lo pude sacar apareció mi verdadero yo. Le continué hablando:
- El capullo que ocupa mi interes, ya que soy una cazadora de autógrafos-diciéndoselo con orgullo-es Johnny Depp. Sé que está con Antonio Banderas haciendo una película de mariachis- de repente exclamé- ¡Joder!,¿Qué hace la muy puta?- ya que María sacó unas gafas de sol y se puso a la sombra de la fuente.
Los dos nos quedamos mirando, cuando él me preguntó como si no quiere la cosa:
-¿Y tú de donde vienes?-
-De España –Él todo interesado por mi trabajo me dijo:
- ¡Ah¡ ya veo has venido a conseguir el autógrafo de Johnny Depp- y poniendo cara picara me preguntó- ¿ Te interesa el de Antonio Bande…- no lo deje acabar añadiéndole:
- No el de Antonio, no. El de él ya lo tengo,++ me lo dio en Marbella hace ya unos años. Sólo quiero el de cierta persona (refiriéndome a Johnny) y el de ese hijo de papá Iglesias , que ahora no me acuerdo cómo cojones se llama-
Desde hacia un rato no paraba de escuchar por detrás nuestro unos cuchicheos, a los que no hacia caso porque lo que más me interesaba era María. Entonces, el hombre moreno apreció el calor que estaba pasado:
-Creo que estas sudado demasiado, ¿por qué cojones, no te quitas esa pasta que llevas enganchada en la cara y esa peluca? Te están cayendo unos chorretones…-
- Ya decía yo, que me picaban los ojos. Ahora lo comprendo, son las gotas de sudor- De un manotazo me quité la peluca, y luego intenté sacarme la mascara que tenía pegada con fuerza a la cara. Al ver que no podía el hombre se me unió, con el regocijo por mi parte de tener a mi lado un mozo de muy buen ver:
- Anda déjame que te ayude- me cojió la cara con cuidado empezado a soltarme la mascara
- Estira, pero ten cuidado corazón, que tengo sensibilidad- Él al mirarme (cosa que me alegro porque Antonio es otro bombón) movía la cabeza para disimular una posible carcajada y descubrirse, fue cuando añadió:
- Mira que estas horrorosa con esa cara arrugada y esa peluca. ¿Qué pasaría si tienes que salir corriendo a ver que tu Johnny sale de allí y esa zorra va y te lo quita- mientras continuaba despegando la mascara de mi cara.
- Quizás tengas razón- Yo empecé a mosquearme con tanta guasita a mis espaldas:
- Anda déjame, que me temo que tenemos compañía- le dije al guapo de mi lado.
Así pues, con media cara con pasta y la otra media sin ella me giré para dar por concluido la diversión de esos dos gilipollas que sentados en un escalón no hacían más que reírse. Entonces les grité , dándome cuenta que había metido la pata hasta arriba, al reconocerles:
-¡Joer, joer¡- dio paso a un ¡Joder¡ que me salió del alma-¡pe...pero...pero si tu eres!, ese que le llaman Mariachi y esos dos capullos de detrás nuestro…- y al ver que Antonio no me prestaba atención le estiré la camisa:
-¡Oye!-le dije- ya que él estaba muy interesado en la mujer que no paraba de dar vueltas ya desesperada-¡Oye!- le volví a repetir- ¿tu no serás Antonio Banderas y ese flaco no será Enrique Iglesias?,¡joer¡, que meda un siroco. Sí, sois los dos. Y ese que no le veo la cara es ni mas ni menos que ¡”mi niño“!.- ya que Johnny al tener la cabeza gacha y oculta por un sobrero no se le apreciaba.
Antonio no pudo más se deshizo en risas y los llamó con la mano. Fue cuando lo vi al incorporarse, todo arrogante dirigiéndose hacia mí, con su carita recién afeitada que seguro olía a Baron Dandy, con su porte serio, con esos labios arrugaditos preparados para dar besos, con su miradita medio entornada que lo hacia ser el gran poseedor de mi calido corazón, así se me acerco, acompañado del otro.
Enrique con su habla nada pija, la que sorprendió:
-¡Eres la hostia¡ has venido desde España por él.- y añadió-Yo te llevo a mi casa en Miami, ¡so guapa!. Dándome un beso en mi cara aún arrugada, que al notarla de un estirón me la quitó.
- ¡Ay bruto!- exclamé.
Yo no podía quitarle los ojos “a mi niño” de encima, mirándole con una expresión de idiota enamorada, fue cuando él me hablo en español aprendido de alguna colaboración hispana:
- Es un placer conocerte.-. Se volvió a Antonio preguntándole como me llamaba y Antonio me tradujo –quiere saber como te llamas.-
Recuerdo que no le mencioné mi nombre, por la precipitación del momento tan solo me distraje removiendo con alboroto mi bolsa de lana colgada, diciéndole a Antonio:
- Verdad que me quiere dar su amor- suspiré- En fin de ilusiones también se vive- mirándolo con una carita de resignada- de repente encontré mi libreta y el bolígrafo enganchado por su clip -¡Joder¡ se me olvidaba tu autógrafo JD quiero tu autógrafo.-
Él con un semblante todo serio le comentó a Antonio que me tradujera. A lo Antonio me reprodujo las palabras de Johnny en español:
- Dice que aquí no puede ser. Que nosotros nos vamos hacia allí.- Cuando vi un mono-volumen con cristales oscuros de color metalizado.
Enrique se me acercó y me dijo señalando a la ropa tirada en el suelo, que junto a la mascara de goma yacía:
- ¡Joder¡ recoge todo esto y mételo en la bolsa. Mira que eres...- recogiendo mi disfraz le contesté:
-Yo me llamo Anikuni, y vengo en son de paz. ¡La leche...!- Enrique cogió la bolsa mientras yo introducía el vestido con los enseres de vieja.
Nos fuimos los cuatro en el mono-volumen. Me senté junto a la ventana, vi como esa gilipollas se alejaba, dando me unas ganas de hacer un gesto marrano, pero no lo hice ya que esta muy feo que una señorita que se aprecie de ser señorita, no hace esos gestos ante él que va ser el padre de sus hijos. Mi niño es mi niño y me estaba mirando muy serio cuando me dijo en inglés algo que me tuvo que traducir Antonio:
- ¿Como te llamas?- en esos momentos recordé las clases de inglés del colegio y le contesté:
- My name is Anikuni- ya que el inglés es una cosa que si no me sale no me sale.
Al rato observo que Johnny cuchichea algo al oído de Antonio se vuelve a dirigir a mí:
- Me dice que quiere firmarte tu ansiado autógrafo, y que le des un beso- se me queda mirando con picardía viendo a mi niño como si me esperara.
Le di mi libreta y el boli. El permanecía serio. Vi su mano tatuada con esos símbolos y yo pensé, “¡anda¡ que si me los llego hacer yo, que copiona hubiera sido.”
Él me miraba mientras escribía, y así reza la poesía porque de él todo es poesía en movimiento.
“Para la vieja alcahueta que desde España ha venido a mi encuentro. ¡Guapa!
JohnnyDepp.”
Me da mi codiciado autógrafo y en un perfecto castellano poniendo pasión me dijo:
- Dame un beso-
Fin

sábado, 22 de enero de 2011

LA DENUNCIA

Terminando de ver, por enésima vez, una peli del guapo de JD, cuando me di cuenta que me habían robado. Sí, robado y mi corazón me dio un vuelco:
-¡Ay madre, qué no lo llevo!- fueron mis palabras y volví a repetirme- yo estoy segura que lo llevaba puesto y me lo ha robado. ¡El muy capullo!-
Terminé de ver los títulos, ya que es un vicio escondido gozar del conocimiento, ¿de donde coño se realizaron los exteriores?, para que mi imaginación supiera donde se sentó Johnny Depp, ¿qué hizo?, y ¿donde fue? etc...
Me levanté como alma que se la lleva el diablo, dirigiéndome hacia el joven de uniforme que se encontraba de pie junto a la puerta de salida. Dejé pasar a los últimos espectadores y le comuniqué mi intención:
- Joven, ¿quisiera poner una reclamación?-
El joven me miro sorprendido:
-¡Y eso señora¡.- exclamó
- Sí, una reclamación. Me han robado.- El chico me dijo:
- Tendrá que acompañarme.- Nos dirigimos por un pasillo largo, hacia una puerta que se encontraba al final de este, cuando el chico me volvió hablar:
- Dígame, señora ¿qué le ha pasado?- ya que me veía muy nerviosa y alborotada, por dentro y por fuera, ya que yo soy persona de exteriorizarlo todo.
Yo le contesté:
- Pues veras, estaba viendo la película cuando lo sentí. Me había robado el muy canalla.- Llagamos a la puerta, abriéndola:
- Bueno pase -me interrumpió-ya hemos llegado.- Entramos en sala de atención al usuario, añadiendo- siéntese-. Me senté.
El joven se sentó delante mió en una silla metálica ya que cuando se movía rechinaba, me siguió interrogando:
- Entonces fue uno- y yo:
.-Sí. ¡Pero que uno!- exclamé- un maldito diablo, un sinvergüenza.-
El joven abriendo un cajón, sacó una libreta de tapas de cartón donde se apreciaba “Reclamaciones”, volviéndome a sugerir, mientras buscaba la página, para escribir:
- Tendrá que poner una denuncia delante de los Mossos de Escuadra.-. Mientras yo le cogía la libreta, mirándolo le contesté con pena:
-¡Es lo que temo! No quiero denunciarle- esto último lo dije por bajito, ya que una sonrisita guasona se apodero de mí.
El chico todo preocupado, me mostró la página y dándome unas pequeñas instrucciones me explicó:
- ¡Ande!, ponga lo que le ha pasado.- señalándome el espacio previsto para dar mis explicaciones.
Yo mirándomelo le contesté:
-Si claro, pero la denuncia luego. ¡Vale!, ya que estoy muy nerviosa y se me ha ido un poco la chaveta, con estos nervios míos.-
El joven no le causo ninguna duda, pues mis manos me temblaban:
- Tranquila mujer que tenemos tiempo.- mirándome con una carita de resignación.
Me entregó un boli, ya que los míos no los encontraba debido por la impresión sufrida. El chico me miraba con cara de cordialidad, para darme paz, ya que me sentía alborotada y acalorada. Cuando empecé a escribir textualmente:
Nombre y apellidos, los puse, DNI también lo puse, mi e- mail todo lo puse la partida de nacimiento también, lugar de nacimiento también. Al final le pregunté, señalando en un gran espacio en blanco:
-¿Aquí es donde tengo que detallar el hecho?- El joven se interesó:
-Sí aquí es, donde tiene que escribir lo que le ha sucedido- quedándose satisfecho.
Yo exclamé haciéndome la sorprendida:
- ¡Ah bueno!-
Yo sabia donde tenía que escribir, pero me daba un poco de vergüenza. Empecé a detallar:
Estaba yo mirando los ojazos de Johnny Depp cuando de repente mi corazón paro de latir,¡zas¡ me sentí robada y sin alma creo... Ese hombre astuto donde los haya puso fin de nuevo a una existencia de pesadilla, de negrura dándome otra vez color a mi vida. ¡Ay Dios¡...- mirando al joven, señalándole:
- Ten paciencia conmigo- el muchacho me transmitió seguridad.
Continué escribiendo:
Ese hombre no es la primera vez que me lo hace, de aquí que no voy a presentar denuncia delante de los Mossos de Escuadra, porque creo que siendo él un capullo, es un padre respetable de familia y lo volverá hacer, ya que hace conmigo lo que le da la gana.
Si señores, este hombre mas conocido por todos nosotros como Capitan Jack Sparrow, es un hombre dado a los disfraces, traiciona a la que pone su mirada en él volviéndola loca. Como yo estoy. ¡Es un infierno¡ lo prometo.
Volví a mirar al joven y le dije:
- Esto no es la primera vez que me pasa, y no lo he denunciado antes por vergüenza. ¿Puedo poner cuando fue la primera vez?- El chico me volvió a decir:
- Sí - pero ya estaba perdiendo la paciencia, de ver como no ponía fin a mi escrito.
Volví a escribir:
Si señores, esto me paso en 1996 con una miradita por parte del ladrón poco de fiar en su película “La Novena Puerta“. Allí ya me dije “me voy por el otro lado, porque este hombre me esta empezado a gustar...“y no hice mas caso.
En 2000 se disfrazo de gitano, para acorralarme para darme chocolate, allí no pude negarme pues estaba pre-menstrual, y el chocolate es el chocolate, cosas de las feromonas creo.
Pero fue en 2003, cuando ya sucumbí. ¡Sí sucumbí¡ absorbiéndome el celebro, robándome el corazón como pirata. ¡Sí señor¡ como un maldito diablo, se me llevo al Caribe, y yo no me opuse a sus deseos. Desde ese mismo momento, viene como un vampiro chupándome la sangre, así se puede aprovechar más de mí, y me roba con cada escena mi alma.
Espero con ansia su droga al sonreírme, la necesito como agua, como comida, para no padecer del mono ya que de él estoy intoxicada, sin importarme que con su mirada me salga el “spit” y me de ganas de decir al mundo: ¡Viva Johnny Depp¡
Punto y pelota Anikuni,
Se lo di, el chico me miraba extraño diciéndome:
- ¿Qué dice aquí que no se entiende?- mostrándomelo.
Acercándome el libro de reclamaciones hacia mí, le contesté solamente:
-¡Capitan Jack Sparrow!- .
El joven paro de nuevo atención, preguntándome:
-¿Qué iba vestido de pirata el ladrón?- y yo le conteste:
- No, de conde de Roscherter, un poeta del siglo XVI creo... -que era su nuevo personaje.
El chico no se enteraba mucho, volviéndome a señalar;
- Bueno a ver, ¿su ladrón iba, o no iba disfrazado?- con cara de no aguantar mucho más mis explicaciones.
Yo ante la poca confianza que me estaba transmitiendo el joven, le contesté:
- ¡Pues claro¡ que iba disfrazado de John Wilmot, te lo he dicho. Es un traicionero, el muy capullo.-
El chico como no tenía muchas ganas de leer la parrafada escrita. Me dijo:
- ¡Vale! no se preocupe. Pero si cree que es importante lo que le ha robado, póngase en manos de la policía. Aquí mismo hay un cuartelillo.-
Me levante de mi silla sintiéndome mejor, más liviana y le volví hablar:
- ¡Gracias! lo sé, pero paso de ponerle la denuncia. Sólo, quería probarme, darme fuerzas. De verdad me ayudado mucho el escribir. Ha sido como si me confesara.- El chico cerró el libro, el muy capullo, pues si se hubiera molestado al menos por encima de leer hubiera visto que ese John Wilmot no era mas que Johnny Depp.

viernes, 14 de enero de 2011

MUTIS POR EL FORO


Pasó en un aeropuerto de rumboso nombre de la ciudad de Paris.
Iba yo con mi cuñada cogidita del brazo, hablándole de lo divertido que me lo había pasado con mis amigos castellanos afincados en la Ciudad de la Luz.
Montse, días antes, sintió pena por mí, ya que sabía perfectamente mi terror a volar. Así que, habíamos quedado en la capital francesa para volver a nuestra tierra.

En las escaleras automáticas en dirección hacia la puerta de embarque me sentía charlatana y feliz, por el recuerdo de mis mini vacaciones. Montse me miraba con una carita de consuelo.

De repente sucedió: por la escalera mecánica de subida dos personas todas vestidas de negro, como si vinieran de un funeral se nos aproximaban. Un hombre con un abrigo Armani, ya que yo para las marcas no tengo rival, y una mujer rubia esquifada, con un traje chaqueta antiguo adornado con un collar de perlas, creo que Majoricas, tope cursi, a su lado. Los dos sin gusto, y puestas unas gafas de sol negras.

Yo con mi despiste le manifesté a mi cuñadita, lo sexy que era el hombre, ya que las escaleras automáticas nos permitieron gozar de tanta belleza y criticar a la pobre victima que iba junto a él.
Montse es la que se dio cuenta y me dijo:

- ¿Sabes, Ani quién es el del funeral?- yo tan sólo le contesté:

- No- quedándomelo mirando, mientras me lo cruzaba.
Montse contestó:

- Es Johnny Depp, con su pareja-

Entonces sin darle tiempo a reaccionar me excusé de mi cuñada y subí en contra dirección, por la escalera que bajaba, apartando uno a uno a todo transeúnte que en ella se encontraba. La gente quejosa seguramente me maldecían en francés pero yo les sonreía al no entender nada, tan sólo la voz de mi cuñada que gritaba:

- ¿Qué haces, insensata, estás loca...?-que y desapareció.

Cuando conseguí llegar donde estaba Johnny, se encontraba firmando unos autógrafos a unos viajeros que lo reconocieron. Manifesté mi gozo, pero con tan mala suerte, que un chicle se me quedo pegado en la suela de una de mis chancletas produciéndome que me quedará sin esta.
Yo me alarmé:

- ¡Hostia puta!- ya que Johnny estaba en mi campo de visión y se podía ir.

La situación fue tan rocambolesca que, ante mi exclamación, él se dio cuenta de la que escribe que a la pata coja intentaba ponerse la chancla, donde el asqueroso chicle quedó enganchado. Pero ¡ay de mi¡ el que me sostenía, es decir el otro píe, se me dobló, perdiendo el equilibrio. Él al verme hacer florituras para no perder mi verticalidad, dejó lo que estaba haciendo vino a recogerme:

- Pero...pero ¿qué cojones le pasa? Se iba a caer- fueron sus palabras en francés. Yo no entendí nada y le contesté:

-Mesier, en inglés por favor, no soy dueña de tanto intelecto- Él se echó a reír y me contestó en su idioma:

- ¿Qué cojones le ha pasado?, la he visto en el suelo.-

Yo, jadeante aún por el esfuerzo en no caerme le contesté:

-Lo primero gracias, y lo que acaba de ver solo ha sido el producto de un asqueroso chicle enganchado mi chancla y todo, señor Depp, por su autógrafo.-
Él sonrió y me contestó:

-¿Crees que merece la pena torcerse un tobillo por mí?- se me quedó mirando con sus gafas bajadas a media nariz.
Yo le contesté:

- Pues sí. Llevo varios años detrás de usted, escribiéndole,- se me quedó extrañado por la expresión, pero le seguí hablando- y lo que siempre he conseguido ha sido un mutis por respuesta.

Cansada de tanta frialdad por su parte, indagué por varios foros donde decían que a toda persona con suerte su agente, no usted, le mandaba una fotocopia con su autógrafo- hice un inciso al contemplar a su abnegada mujer que lo esperaba, y continué hablándole- Por mi parte ya le puede decir a su agente que es un cutre. ¿No cree señor Depp, que una puede conseguirlo bajándoselo de Internet de las millones fotos firmadas por usted?- hice un inciso, poniéndole cara de picara- ¿o las pone expresamente para que nadie le moleste?-

Se echó a reír contestándome:

-¡Esta sí que es buena!, no lo había pensado- se metió la mano por el bolsillo interior de su abrigo, buscándose algo, sacando su pluma estilográfica. Cuando mí cuñada Montse apareció por escalera:

- ¡Desde luego que eres...!- se calló ya que nos vio hablar. Se nos acercó.

Por su parte, Johnny continuó hablando:

- Tienes un papel o algo que yo pueda escribir y pasar de ser curte, no yo, sino mi agente claro- “Johnny es genial y escandalosamente atractivo“, pensé cuando me hablaba.
Yo girándome interrogué a mi cuñadita:

- Montse, hermosa, ¿tienes la fotografía que compré en Disneland Resort Paris, esa que tanto me gusta verla una y otra vez?-

Ella que es una chachipirulí auténtica, y me conoce que soy una pesada de narices con tanto JD, me contestó, mientras buscaba en el interior de su bolsa:

-Si tómala y déjanos tranquilos: A él y a mí-

Yo hice las presentaciones, como si a Johnny lo conociera de toda la vida:

- JD, esta es mi cuñada Montse Pulpillo. Montse este es mi chachipirulí, actor favorito y no es nada más, porque esta ajuntado con su Vanesa sino…- fue cuando Johnny me interrumpió preguntándome el nombre:

- Anikuni- le contesté, mientras Johnny escribía.

-¡Ya esta! Toma.- Se lo cogi, vi su autógrafo en esa foto tan especial para mí, que decía:

“De Jack a la preciosa Anikuni para que se acuerde de su actor.
Johnny Depp.”

Me la estreché contra mi pecho manifestándole:

-Sabes Johnny, tu mujer tiene la gran suerte de haberte conocido. Gracias, y adiós para siempre.

Él me sonrió, dándome un dulce beso en la mejilla, y otro igual a mi cuñada Montse, volviéndose a poner bien sus espantosas gafas de sol negras, se dio la media vuelta y desapareció en compañía de Vanesa.

Fin.

martes, 11 de enero de 2011

domingo, 9 de enero de 2011

Foto en exclusiva


-A ver si esta vez puedo-fueron mis primeras palabras al verlo pasar, pero, ¡maldita sea! se me escapó.
Me llamo Anikuni y no sé que hacer con ese hombre.
Me muero por hacerle una foto y ¡zas! se me va. Esta vez un capullo se me ha puesto en medio, bueno miento, un gilipollas que no hacia mas que moverse:. A la izquierda o a la derecha. Y cuanto más le decía, que a ver lo que pasaba, ¡zas!, se me iba la foto a la puta mierda, debido a su cabezón... ¡eha¡ que le corten el cuello.
Creo que lo tengo que presentar al protagonista de mis pesadillas, se llama Johnny Depp el travieso.
Hoy hace un día magnifico en Venecia, y mis ahorros se me fueron en el avión y el hotel persiguiéndole. Pues llevo años con ese deseo y ahorrando para verlo cumplido.
-¡ Mecachis en la mar salada¡ el cabezón de los huevos- fue mi expresión a tener de nuevo en el objetivo a Johnny Depp, pero el tío mamón me volvió a tapar la gran perspectiva que tenía y ¡me estaba mirando!
Bueno, mañana será otro día, por hoy ya tengo bastante. Dicen que mi actor favorito se volverá a pasear, y si esta vez tengo que dar codazos, patatas, cabezazos para abrirme camino lo voy hacer, y al infierno con todos esos mal follados que me tapen mi objetivo.
Bien, esa noche no puede dormir pensando en la absurda de mi situación, así que me dije:
" Anikuni, si no es como lo he planeado, no podré conseguir la foto."
Pero, ¡ay! que razón tenía mi habuela Anita, ella con su filosofía:
“Ani ponte guapa porque ya se sabe:” Mujer compuesta quita hombre de otra puerta”. Al día siguiente saqué del armario mi mejor traje, uno de Armani, heredado de mi madre, al que cambié cinturilla y cremallera rosa. Me lo puse por encima de mi pijama, observándome delante del espejo, exclamé:
-¡Es horripilante!- pero para mi situación tan pecaminosa en cuando a los continuos devaneos con el señor dinero, ya me iba bien.
De repente un pajarillo que desde mi ventana trinaba, me hizo recobrar la esperanza:
-Hoy hasta Johnny Depp se podría enamorar de mí- y diciendo estas palabras me volví a sentir hermosa, bailarina y dando mil vueltas me conduje hacia el lavabo, donde me duché saliendo vestida de Armani. Salí rumbo al restaurante para desayunar.
Ya en el hall del precioso hotel veneciano, fui testigo de una multitud de periodistas con cámara en mano quienes me llamaron la atención.
- ¡Oh¡. A ver, a ver ¡ pero si es él !- exclamé y como salí, entré en el mismo ascensor, pensando en mi cámara instamatic Kodak Polaroy, del día de mi Primera Comunión la que me había dejado en mi habitación ya que tan solo tenía la intención de desayunar.
La cogí y volví a coger el ascensor, regresando al hall, pero, ¡maldita sea mi estampa¡ mi niño, mi ilusión, mi amor verdadero se esfumo como el humo y triste me dirigí hacia el restauran.
Pero mira por donde, en una mesa redonda, estaba sentado él, con otra mujer, cuyo nombre no viene al cuento, y los estaban fotografiando.
“¡Pero esto¡ es una oportunidad maravillosa”,así lo pensé y así lo hice.
Pasé por detrás de él, produciendo unos comentarios algo negativos hacia mi persona por parte de la prensa:
– A ver la señora de rosa, que se aparte- ya que estaba situada justo detrás de él, de una manera casual, de esas para salir en la foto. Por que pensé "si yo no puedo, al menos en alguna revista de cine, me sacara en exclusiva con él". Pero me tuve que apartar de mi gran ocasión, porque un fotógrafo gordo me hizo salir. Y yo, como soy buena nena, me fui con unos recuerdos algo escatológicos para su familia. Al menos eso creí.
Me senté, y de verdad, que no paraba de mirarlo, preguntándome:” ¿como yo una don nadie podía hacerse una foto con ese capullo?, “¡por Dios y la Virgen!,”, así que me dije, moviendo la cucharilla de mi café con leche con rabia:
“Si quieres su autógrafo pídeselo”, me puse firme, me baje la falda de mí traje, me coloqué mi chaquetita toda mona y me dirigí hacia él:
- Sí, claro…- estaba hablando con la citada mujer, cuyo nombre no viene al cuento, lo interrumpí:
- Señor Depp please…- él me miró, contestándome:
- No le voy a comprar ninguna Biblia- siguiendo con lo suyo.
- por favor no quiero Biblias- ya que no lo entendí bien, volviéndole a estorbar:
- Señor Depp por favor puede.-
-que le he dicho que no quiero Biblias, ni soy del Opusday, déjeme- me contestó con rabia, volviéndome a ignorar. Me iba a rajar en pedirle mi codiciado autógrafo, cuando una fuerza sobrenatural se apoderó de mí, exclamando:
-¡Cojones¡- me volví hacia él con los ojos puestos en su bonita cara, le añadí:
- Yo no soy santa ni vendo Biblias- y con cara de pocos amigos, ya que me pongo muy seria, le expliqué- sabe estoy poseída de un demonio y por eso me atrevo a llamarlo capullo, y otra cosa que solo quiero de usted una foto. ¡Ande que le den..!.-
Y fue tan fuerte mi queja, que él se quedo asombrado por mi atrevimiento, diciéndome:
-¡Capulla!, que me he asustado de tu traje. ¿De donde, lo has sacado?-
Y yo mirándome le contesté:
- Pues de mi madre. ¿Qué si tu supieras…?- me acerqué donde él estaba sentado, de pie observándole.
- Entonces… ¿sólo quieres una foto?, ¡pues habérmelo dicho¡- y yo que soy muy astuta le dije:
- Mira que eres capullo era lo que quería decirte pero tu con la manía de las Biblias…-.
Entonces, él se limpió su boca con la servilleta dejándola junto al plato, ya que estaba comiendo un pastelito de nata con chocolate, y pidiéndome la cámara se la di. ¡Zas¡ la antigualla salió, y mirándosela, me exclamó:
-¡No es digital¡- me quedé sorprendida:
- No. Es de la vieja usanza. Por que mi economía no da para más- y se la pasó a su vecina, la chica guapa, y ella nos dijo:
- ¡Luís¡- pero yo dije , al sonreír, junto a él:
-¡Johnny Depp¡-.
Fin.

viernes, 7 de enero de 2011

“ I’ve got you under my Skin”


PARA MI AMIGA ELIZABETH SWANN


Fue de noche que llegué a Londres procedente de España, mi tierra. Estaba cansada y expectante. Ni me lo creía de haber sido premiada con una estancia gratuita en un hotel de alto copete y una entrada para la presentación de la película de Tim Burton “La Novia Cadáver”.

Me habían asegurado que asistirían todos los componentes de la película, pero no los dibujos sino sus voces y yo me había hecho ilusiones de ver a mi actor, a mi amor platónico: Johnny Depp.
Bueno, me dirigí a la recepción del hotel, donde el recepcionista, me comentó que esos momentos no tenían botones para subirme la bolsa de deporte, la que yo llevaba por maleta.

No le puse objeción, solo me acerqué a esta, abriéndola y cogiendo de ella una botella de agua Viladrau de medio litro. La recepcionista me dio una tarjeta magnética para entrar en mi habitación, y me dirigí hacia el ascensor. Piqué.
Yo estaba admirando el precioso hall del hotel, y no paraba de mirar a mi derecha o a mi izquierda, imaginando lo guay del paraguay que debía ser mi habitación, cuando de repente unas voces en mi espalda se estaban despidiendo, uno de esos hombres se me puso a mi izquierda. Yo de reojo lo observé. Y era lo más lindo que madre había parido: No era muy alto, mas bien de mi altura, con melenas revueltas, castaño y con gafitas. Yo me dije “tiene que ser él. Todo coincide un buen hotel, este hombre es JD”. Pero me pareció increíble cómo podía haber tenido tan buena suerte, así que miré a otro lado, para quitarme esa absurda idea.

Cuando las puertas del ascensor se abrieron,él se paró dejándome pasar primero y fue cuando comprobé que por primera vez mi instinto no me fallaba: Era Johnny Depp.
Me situé nerviosa en el fondo del ascensor, mientras él se limpiaba sus gafas, se las puso y picó a un botón. Tengo que añadir que me sentía ridícula porque me había visto con un ridículo gorrito verde de lana y un anorak globo, que me hacia parecer la mujer del señor Michelin.

Bueno, a lo que iba, el ascensor se empezó a elevar, y Johnny ni me prestaba atención frente a mí, cuando de repente la luz se fue, dejándonos con la penumbra de luz de emergencias:

- ¡Qué cojones pasa con la luz ¡- fueron sus primeras palabras hacia mí, mientras tocaba ansiosamente un botoncito. A continuación empezó a toser “cof, cof, cof “de los nervios, y yo a pensar “a ver si va padecer de claustrofobia, o de otra cosa peor y me agarra del cuello” y exclamé entre penumbra:

-¡Soy inocente¡-.

Él se me giró diciéndome:

- Tranquilízate, que no pasa nada- y volvió a toser, llevándose el puño hacia la boca.

Observé que Johnny no paraba de balancearse por el nerviosismo, y la maldita tos no lo dejaba tranquilo, cuando yo armándome de valor le dije:

- Tenga señor Sparrow y aclárese la voz. Lo siento pero no tengo vaso, pero no se preocupe que no tengo mas enfermedad que… bueno déjelo- se la di, sintiéndome cobarde ante su presencia.

Él me la cogió y bebió dándomela, me preguntó:

-¿Como me has llamado?- Se me quedó sonriéndome.

Yo le volví a decir su mote- Sparrow, porque ha sido lo primero que se me ha ocurrido. Sparrow...- dulcemente me callé.

Él se contagió de mi espontaneidad y contestó:

-Sparrow, ya que sabes quien soy. ¿Quién eres tú, dime?- Si era él dulce, muy dulce me quede yo mirándolo, me hizo palpitar respondiéndole:

-Anikuni señor Depp, y le he dado un poco de agua por esa tosesita suya, que no le dejaba tranquilo.-

Él me volvió a sonreír y me contestó:

-A ver si viene la luz. No me gusta quedarme sin luz. Me gusta la claridad- Y volvió a musitar su apodo por bajito meneando su cabeza.-Sparrow...sparrow...

Yo, que no sabia que decirle, le dije:

-Sabe señor Depp que estoy como un flan, de verdad, que estar encerrada con usted y tenerlo tan cerca es como tener un pastel de cumpleaños y no lanzarse a comer.-

El se rió- jajá jajá- me perdió el miedo acercándose, porque JD es espontáneo y poseedor de algo mágico

- Sabes Ani- por unos segundos calló y me preguntó- ¿te puedo llamar Ani? Ya que tu nombre es algo poco común, es original mas bien.- me sentí más complacida, ya que por un momento creía que mi nombre de pila no le molaría, a lo que le añadí:

- Un poco de respeto para este cucharón mío, señor Depp- poniéndome la mano sobre el lado izquierdo- porque usted...- ¡Zas! vino la luz. El ascensor nos subió al piso que él había marcando. Entonces le vi su cara mirándome, contemplándome, sonriéndome, y tan cerca mió, pero tan solo dijo, en cuanto las puertas del ascensor estuvieron abiertas:

- Bueno, a lo mejor nos volvemos a ver. ¡Adiós Ani!- Se fue de mi vida, dejándome ese momento tan hermoso que yo había compartido con él.
Pasó un día de todo esto, y volvía a ser de noche. Yo iba con un vestido de lana precioso de azul ciclamen, y un chal de Manila negro, heredado de mi abuela Emilia. Y estaba de dulce. -¡So guapa!- me dije en voz alta delante de uno de los espejos del hotel , pues la que recuerda no tiene perrito que le ladre, y si no se lo dice ella, ¿quién diablos se lo dice?.

En fin, entre en el precioso restaurante del hotel y delante mío, JD con unos amigos que estaban cenando muy amistosamente.

Yo en compañía del maitre me situé dos mesas a la derecha de él, y en el hilo musical una canción muy especial del Fran Sinatra “I ‘ve got you under my skin”.
Me hizo soñar, ya que lo tenía tan cerca, mirándole sin ser vista, viéndolo divertirse. Cené, y cuando estaba en el café, fumándome mi cigarrillo mentolado; se presentó de nuevo el camarero sin ser avisado:

-Señorita, con los respetos del señor Depp,- Yo levanté la mirada y vi al camarero que me estaba sirviendo una copa de agua fresca y guié mi atención hacia su mesa, le di las gracias con mi copa levantada. Él casi ni me miró, pero vi como se dirigía hacia la chica rubia guapísima que tenía a su lado, musitando algo parecido a Sparrow.

Yo me la bebí diciéndome.” este hotel tiene que tener una bonita terraza. Me voy a ir, ya que aquí no hago nada”.
Me levanté, ya que no podía con tanto sentimiento que me rodeaba, y la dichosa música romántica que me recordaba a ese hombre que no paraba de sonreír a la muchacha.

Me dirigí hacia la terraza, contemplaba la maravillosa postal que tenía enfrente, de Buckingham Palace y alrededores. “¡Qué bonito esta el Big Ben todo iluminado¡” me dije, y volví a pensar en el encuentro casual de Johnny Depp, en el ascensor donde me sonrió sólo a mí.

Embelesada estaba con su recuerdo, cuando un humo a buen tabaco vino a mí. Yo soy susceptible con los olores, que me ayudan a creer que el hombre de mi vida se acerca, gire la cabeza y me lo encontré a mi lado.
Era JD que fumaba junto a mí y sin mirarme me preguntó:

-¿Qué estaba fresquita el agua?- y se hecho a reír por bajito.

Yo me lo miré toda ruborizada y le contesté:

-Sí gracias más que la mía, ya que la mía parecía un pipi de gato-

- Jajajaja... Pipi de gato. ¿Por qué lo dices?, que tú agua era como un pipi - me preguntó tope divertido y rendido a mi espontaneidad.

Yo le contesté:

- Por lo caliente que la llevaba señor Depp, la traía del viaje desde España hacia aquí.-

- ¡Ah¡ ya veo tu no eres de aquí- hizo un gesto que me recordó a uno de sus personajes, pero no caí de quien se trataba .

- No- le conteste- soy española de esas que están con el Estatut de autonomía, Maragall y Carod Rovira- le hablé como si JD entendiera de Estatud de Cataluña, de Cataluña de la Sardana y del “pà amb tomaquet”.

Él se quedó parado y me pregunto, ya que no entendía nada:

- Eres de España pero eso de Estatud de autonomía no entiendo nada. Pero déjalo, aunque sea política o un club de fútbol no me convencerás.-

Yo me eche a reír, porque vi cómo era de espontáneo mi actor a lo que le recalqué:

- Vale, no temas o perdón no tema- Entonces él intentando cogerme la mano me dijo:

-Puedes tutearme. ¿Quieres pase..- Entonces ante mi desaprobación, ya que le quite mi mano- Me contestó con rabia:

-Te pido que si quieres tutearme y tu me quitas la mano. ¡No quiero casarme contigo, cojones!-

Entonces, yo supuse que había metido la pata hasta arriba, y le pedí perdón añadiendo:

- Soy un poco tímida y no me he dado cuenta que estoy con mi sueño.-
Johhny que es dulce bajo la cabeza, entendiendo mis sentimientos hacia él, me contestó:

-Entonces, Ani ,¿ aceptas pasear conmigo?, pues creo que eres mujer para hablar y yo en mi interior me dije “para otras cosas también “pero me lo callé, a lo que le añadí:

- Pero antes Johnny- ya que me acordé de mi promesa. Abrí un bolsito cruzado de color negro de flecos también heredado de mi abuela como el mantón, y saqué una foto de él vestidito de mi pirata favorito, ese personaje que se me llevó el alma alguna parte, mostrándosela- ¿me puedes firmar un autógrafo, con la dedicatoria siguiente?: “Para la fulana mas guapa de todo el Caribe español”- ya que en el tiempo que transcurre la vida del capitán Jack Sparrow es el siglo XVI, creo…
Soltó una sonora carcajada ante mi insinuación. Admitiéndome la foto y la sugerencia también. Sacó de alguna parte un rotulador negro, abriéndolo con los dientes, en su mano izquierda se puso el tapón y apoyando la foto un muro ante el marco incorporable del Parlamento Inglés con su Big Ben al fondo me firmo la foto, diciéndome:

- ¡Cómo no te iba yo a firmar un autógrafo! si me diste de beber pipi de gato- dejando aparecer ese pillo que lleva dentro al mirarme.- Toma- me la dio dedicada con mi linda poesía y su autógrafo, mi ansiando autógrafo. Al cogerla la besé, debido a mi espontaneidad y la guardé en el bolsito de flecos negro.

- Ahora niña vamos a dar un paseo- él me ofreció la mano extendida para que yo le diera la mía. Se la di y así nos pusimos a charlar como buenos amigos.


FIN